Núcleo de hierro relleno de cáñamo.
Cabeza de terracota, manos y pies de madera.
Ojos de cristal pintados en la parte trasera.
Vestido de lino cosido a mano.

La escultura del personaje de un gitano en el interior del belén napolitano evoca una atmósfera vibrante y misteriosa. La figura está representada con vestimentas coloridas y brillantes, adornada con joyas y amuletos que captan la luz de forma sugerente. El rostro del gitano transmite una mezcla de sabiduría, experiencia y fuerza interior.

Los ojos de la escultura evocan una profunda conexión con el misterio y la magia, sugiriendo una comprensión intuitiva del mundo que va más allá de la superficie. Su mirada es penetrante, casi como si pudiera escudriñar el corazón de las personas y leer su destino.

La postura del gitano es dinámica, con gestos elocuentes que expresan una sensación de poder y conciencia. Sostiene objetos en sus manos, símbolos de prácticas adivinatorias que añaden un elemento de encanto místico a la escena.

Objetos simbólicos, que añaden un toque de espiritualidad y magia al entorno. La presencia del gitano en el belén simboliza la conexión entre lo divino y lo cotidiano, trayendo consigo una promesa de aventuras, cambios y misterio en la vida de las demás figuras del belén.

En general, la escultura del gitano en el belén napolitano despierta emociones de curiosidad, fascinación y quizás incluso una pizca de asombro ante fuerzas que van más allá de la comprensión humana.